jueves, 1 de octubre de 2009

Rolando Mix Toro; Poeta de Chile y de España


El pasado jueves 24 de septiembre, el poeta Rolando Mix caminó por última vez las calles de Zaragoza. Con su andar pausado se dirigía a la sede de la Federación de Emigrantes de Aragón, para entregar sus versos de adhesión a la marcha que los emigrantes realizan estos días en España. No llegó a su destino. Su inmenso y cansado corazón se negó a seguir latiendo. Entre los papeles que portaba, sus últimos versos:

Decúbito supino sobre la roca
sol y viento secaban mi cuerpo mojado
cubriendo de sal la piel morena

El poeta acababa de cumplir 78 años de intensa vida. Había comenzado su exilio como Antonio Machado, con las manos vacías. Años después señalaría en una entrevista a un diario: Moriré pobre por haber dicho las cosas honestamente. Fue profético, murió pobre como los hijos de la mar. Pero, como Machado, inmensamente rico en el cariño de los que le conocimos.

Conocí a Rolando hace ya algunos años, cuando escribimos juntos el guión para una obra nerudiana que se estrenó en Madrid, el año 2001, en la Casa de las Flores. La pasión por nuestro poeta mayor y algunos amigos comunes nos unía.

Nació en 1931, en Pozo Almonte, Iquique. En aquel árido norte chileno, cuna de las primeras organizaciones obreras, de Emilio Recabarren y tantos otros dirigentes pampinos. Tierra también de la desgraciada matanza en la Escuela Santa María. Emigró muy joven a la capital. En su juventud difundió su poesía por Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. Fue periodista del diario Los Tiempos y reseñaba los sucesos culturales en Última Hora. También fue subdirector de la revista Orfeo y director de la librería PLA, entre muchas otras actividades, siempre vinculadas a la letra impresa.
El golpe de estado le sorprende sirviendo al Gobierno de Salvador Allende, al frente del Instituto de Desarrollo Agropecuario en Atacama. Logró asilarse en la Embajada Argentina. Luego de un corto exilio en ese país, Rolando Mix viajó a la República Democrática Alemana, donde se desempeñó como traductor e intérprete en la Intertext de Leipzig. En 1983, Sainz de Varanda, primer alcalde democrático de la ciudad de Zaragoza, le invitó a residir en dicha ciudad.
En Zaragoza encontró el cariño de nuevos amigos y encontró también a Juanita, su tierna compañera. En la capital aragonesa desarrolló una intensa actividad literaria y de apoyo a los derechos de los inmigrantes. También ahí pudo ver publicados sus libros: Siete poemas desde la ausencia (1993); El espejo y tú (1994); La mar de amor (1999); Río de amor (2006) y Tras la palabra (2008).
Basta con que cinco personas te abran los brazos para que encuentres tu lugar en el mundo, comentó alguna vez Rolando. Creo que en Zaragoza encontró mucho más que cinco personas. Encontró muchos amigos y –no podía ser de otro modo-, despertó la admiración entre ellos. Además de publicar sus obras y figurar en un buen número de antologías, intervino en programas de radio, ofreció conferencias, recitales y espectáculos poéticos. Sus amigos crearon la Asociación Cultural “Poeta Rolando Mix”, agrupación que el pasado mes de mayo rindió un cariñoso y caluroso homenaje a su trayectoria poética y a su aventura vital en el Salón de Actos del Centro Cívico “Teodoro Sánchez Punter” de Zaragoza.

Rolando Mix vivió más de treinta y cinco años fuera de Chile, sin embargo era chileno hasta los tuétanos. En ese largo exilio, visitó dos veces su patria, ambas acompañado de Juanita. La primera vez, en los meses de abril y mayo de 2003. Luego de treinta años de exilio, pudo visitar su patria, su familia, sus amigos y pudo hacer una entrañable visita a su querido Pozo Almonte. La segunda vez era él el que acompañaba a Juanita, quien viajaba a Chile para realizar un trabajo de investigación en la Universidad de Valdivia. Recuerdo ambas visitas. Nos vimos y compartimos charla y café y alguna actividad en la Biblioteca Nacional, donde Rolando encontró a varios de sus viejos amigos.

El pasado sábado, al mediodía, sus amigos maños despidieron a Rolando Mix en el cementerio de Torrero, donde su cuerpo fue incinerado, a la espera de que sus cenizas, sagradas y eternas, vuelvan definitivamente a su tierra del Norte chileno.
Julio Gálvez Barraza

1 comentario:

Juana López dijo...

Julio:
Te agradezco tu comentario y tu aprecio.
Un fuerte abrazo. Juanita