miércoles, 21 de febrero de 2018

España 1939: Los frutos de la memoria




Los historiadores, a fin de evitarse molestias en las averiguaciones, se copian los unos a los otros.
Anatole France

Los estudios sobre el exilio republicano español en México gozan hoy de buena salud, afirma una historiadora catalana en un artículo publicado en la Web. Sin embargo, el análisis del mismo exilio en Chile, recién comienza a desentumecerse. Hace ya unos años se publicó un extenso trabajo de los profesores Carmen Norambuena y Cristián Garay; España 1939: Los Frutos de la Memoria. (Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, 2002). La publicación contiene un Estudio Preliminar, de Francisco Caudet, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y una veintena de biografías de los emigrantes.
El libro, señala el profesor Caudet, intenta responder a una serie de preguntas de gran calado, de no fácil respuesta, pero que son abordadas de manera ecuánime y con una metodología apropiada. Agradece, además, a los autores, que han dedicado tan denodado esfuerzo por reconstruir un capítulo de la historia cultural de Chile y España. Los autores, por su parte, destacan que el trabajo pretende contribuir a un debate abierto y no acabado. En este marco, -y porque el texto puede convertirse en referencia para estudiosos e investigadores-, quiero sumarme al debate planteado por los autores, con la intención de contribuir a la reconstrucción rigurosa de ese capítulo de la historia cultural de Chile y España, como señala el profesor Caudet.

Estudio Preliminar
En los meses siguientes a la llegada del Winnipeg, -señala el estudio preliminar-, llegaron a Chile en los vapores Massilia, Órbita, Formosa, Reina del Pacífico y desde Argentina, en el ferrocarril Trasandino, varios centenares más de españoles. Muchos de ellos intentaron, lo que obligó al Gobierno argentino a restringir la concesión de visados, quedarse en Argentina. En uno de los informes de la Embajada franquista en Santiago (Informe del 12 de enero de 1940) se hacía este comentario: El Gobierno argentino se ha alarmado del número crecidísimo de rojos españoles que cruzan su territorio para entrar en Chile por la Cordillera andina. Y ha prohibido la concesión de visados de tránsito, porque muchos lograban quedarse consiguiendo influencias y presiones cerca del Gobierno...
En otro párrafo del texto, el profesor afirma que: Todo lo relacionado con la financiación de la operación fue tratado por el canciller Abraham Ortega y Pablo Neruda con la FOARE argentina y uruguaya y con el SERE. El Presidente Aguirre Cerda había nombrado a Pablo Neruda, en mayo, Cónsul Especial para la Inmigración Española..., En julio de 1939 se debatió en la Cámara de los Diputados los acuerdos alcanzados por los dos representantes del Gobierno con la FOARE y el SERE, acuerdos que iban a permitir el traslado a Chile de un contingente de republicanos que, contra las primeras previsiones, superó por poco los 2.000. (La nota a píe de página Nº 9, dice: El plan original del Ministerio de Relaciones chileno era ofrecer asilo a 1350 republicanos)
La oposición se enfrentó en la Cámara de Diputados con tal virulencia a esa expedición, que estuvo a punto de causar una grave crisis política. El canciller Abraham Ortega, debido a esa polémica, presentó la dimisión que el Presidente, con buen criterio, no aceptó. El Gobierno, que llegó en esos momentos a reconsiderar la decisión de permitir la inmigración de republicanos, mandó a Pablo Neruda, cuando ya estaba a punto de partir de Francia el Winnipeg, la orden, que no atendió, de esperar.
Si analizamos detenidamente el texto, debemos discrepar de varias afirmaciones, o, como mínimo, de una redacción que se puede prestar a equívocos. En los meses siguientes a la llegada del Winnipeg, los vapores Massilia y Formosa no llegaron a Chile, sino que llegaron a Buenos Aires y los varios centenares "más" de españoles que llegaron desde Argentina en el ferrocarril Trasandino, correspondían a los pasajeros de dichas embarcaciones. El Reina del Pacífico, según testimonio de Jesús del Prado a Leonardo Cáceres (Araucaria de Chile Nº 8-1979) no hizo viajes por esas fechas: Yo tenía pasaje para viajar en el Reina del Pacifico, y que zarpaba de las costas europeas el 29 de agosto... pero en el encuentro en París con Pablo Neruda, me contó que organizaba un viaje de refugiados españoles en un barco de carga que partiría desde Burdeos a fines de julio o en los primeros días de agosto. ...él me invitó a viajar en ese barco. Fue una buena decisión, pues el "Reina del Pacifico" no hizo ese proyectado viaje por los océanos sino hasta después de la segunda guerra mundial. Más aún, el Reina del Pacífico, antes de la guerra mundial, zarpó por última vez a Valparaíso a mediados de junio, en él viajaban los hijos de Valle Inclán.
Sobre los "intentos" de los asilados por quedarse en Argentina, sería conveniente revisar un artículo de Dora Schwarzstein, profesora de la Universidad de Buenos Aires, (La Llegada de los Republicanos Españoles a la Argentina. REDER. Red de Estudios y Difusión del Exilio Republicano) en el que señala cómo y por qué se quedaron en argentina muchos de los pasajeros del Massilia. En este barco viajaban 147 españoles republicanos. Todos ellos se hallaban en tránsito, con diversos destinos: 132 a Chile, 6 al Paraguay y 9 a Bolivia. Mientras los pasajeros esperaban a bordo el inicio de la nueva etapa de su viaje, se presentó en el puerto Natalio Botana, director del periódico Crítica que ofreció a los españoles una suma importante de dinero para facilitar su asentamiento en la Argentina. Además, el mismo Botana comenzó una intensa campaña frente a su Gobierno hasta lograr que el presidente Ortiz otorgara la autorización para que los españoles del Massilia se quedaran. En julio de 1939, el periódico Crítica ya había iniciado una colecta de dinero para acudir en ayuda de los intelectuales españoles. El 13 de noviembre, el periódico informaba sobre el destino de los fondos recaudados: A pedido de entidades de ayuda a los intelectuales, Crítica distribuyó el producto de la colecta Suscripción Pro-intelectuales españoles entre exiliados del Massilia. En la Argentina -agregaba-, quedaron unas 50 personas, siguiendo viaje a Chile otros 70 intelectuales. El total recaudado se repartió entre esas 50 personas que se instalarían en Argentina y los 70 intelectuales que seguirían viaje a Chile. En base a esas informaciones, ya tenemos una cifra casi exacta de los pasajeros del Massilia llegados a Chile. Y tenemos también el motivo del informe, de fecha 12 de enero de 1940, de la Embajada franquista en Santiago al Gobierno de su país, citado por el profesor Caudet. Entre los pasajeros del barco se encontraban el pintor Manuel Ángeles Ortiz; Alberto Barral López, Gregorio Muñoz Montoro, Clemente Cimorra, Severino Mejuto y Luis Ciutat de Miguel.
Por otra parte, es históricamente conocida, está en todas las cronologías de Neruda, la fecha en que el poeta salió para Francia con la misión consular para la inmigración; Marzo de 1939. Posiblemente el profesor trabaja sólo con documentos ya que el nombramiento oficial de Neruda como Cónsul Especial para la Inmigración Española se subscribió, efectivamente, en el mes de mayo. Pero la designación verbal del Presidente y su Ministro de Exteriores, Abraham Ortega Aguayo, se hizo en una reunión en la que Volodia Teitelboim fue testigo de excepción.
El profesor afirma que: Todo lo relacionado con la financiación de la operación fue tratado por el canciller Abraham Ortega y Pablo Neruda con la FOARE argentina y uruguaya y con el SERE. Esto puede llevar a una desvirtuación del trabajo de los comités chilenos. Para la ocasión se formó, bajo los auspicios del Comité Nacional del Frente Popular, el Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados Españoles (CChARE), que se encargó de todas estas gestiones; económicas, organizativas y logísticas. Estaba presidido por el poeta y diputado socialista Julio Barrenechea. José Manuel Calvo, secretario general del ChARE, trataba directamente, o a través de Neruda, con el SERE, Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, con la FOARE (que agrupaba sólo a comités argentinos, no a los uruguayos) y con la organización mundial en favor de los refugiados que funcionaba en París. El día sábado 10 de Julio de 1939, el periódico Frente Popular de Santiago, informaba que: La FOARE, Federación de Organizaciones Argentinas Pro Refugiados Españoles, es una institución formada por todos los Comités, que en número de más de 500 existen en la República hermana, para la ayuda a los refugiados y ex combatientes de la República Española. Hasta el mes de mayo último recaudó para la ayuda a España, la enorme suma de 70 millones de francos... Según el acuerdo de la organización mundial en favor de los refugiados que funciona en París, de la cual es filial la FOARE, Argentina, Uruguay y Colombia destinarán todos los fondos que reúnan para la atención de los refugiados que vayan llegando a Chile.
El acuerdo se había tomado en París, en el Congreso celebrado, por la organización mundial en favor de los refugiados, a principios del mes de julio. Pero las conversaciones previas las había iniciado Neruda algunos meses antes, en marzo de 1939, en su paso por Argentina y Uruguay, camino de Francia. (Ver prensa de la época y cartas de Neruda al Ministro de Exteriores chileno)
Sobre el número de asilados, la nota a píe de página Nº 9 del citado libro, en el Texto Preliminar, dice: El plan original del Ministerio de Relaciones chileno era ofrecer asilo a 1350 republicanos. No está demás decir que esas cifras no se sobrepasaron. Lo dice el propio Ministro Ortega en varios medios de la época; esos 1350 pasajeros, más las esposas e hijos de muchos de ellos, nos da el número de algo más de dos mil, que fueron los que llegaron en el barco. Además, también lo dice por carta José Manuel Calvo a Neruda: Desde luego la resolución del Ministro de ampliar el embarque a los familiares, demuestra que el rigor del comienzo se va aminorando.
Otra afirmación poco rigurosa de Francisco Caudet es la que se refiere a la dimisión del Ministro Ortega. Esta no fue debida al encarnizado debate producido en la Cámara de Diputados el 4 de julio. Al mediodía siguiente, con la intermediación de los diputados Juan Bautista Rossetti y Marcos Chamudez, la crisis estaba completamente solucionada. Aguirre Cerda reconsideró su postura y Ortega retiró su renuncia. Cabe señalar que el mismo día 5 de julio, el doctor Calvo, declaraba a United Press que había depositado dos millones y medio de pesos en la Legación chilena de París, que daban garantía de techo y alimentación a los refugiados durante seis meses, a fin de que no fuesen carga para el Estado.

El escenario: 1939
Los autores del libro, antes de presentar las entrevistas, hacen una contextualización del periódo tratado, -El escenario; 1939-, que dividen en cinco partes: La génesis; Los españoles en Francia; La empresa del Winnipeg; El viaje y Los otros exiliados. Un párrafo de la primera de ellas merece nuestra atención, dice: La lucha partidaria tuvo directa repercusión en la cuestión de los emigrados. Cada facción política organizó con enormes dificultades la salida de los suyos, lo que explica la creación de dos organismos cuya misión era identica y que tuvieron competencias paralelas sobre los emigrados. Se trata del Servicio Exterior de la República Española (SERE), controlado por los comunistas y bajo la dirección de Juan Negrín; y de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE), controlada por el socialista Indalecio Prieto.
Creemos poco afortunada la explicación de la creación de dos organismos paralelos. Si bien es cierto que la salida de los republicanos se realizaba con muchas dificultades, no lo es menos que el SERE estaba resolviendo de manera correcta la situación. Pero retrocedamos un poco en el tiempo. El SERE, cuyas siglas, como hemos visto, no corresponden exactamente a la señalada en el libro, había sido fundado en París, a comienzos de marzo de 1939, por el Gobierno Republicano en el exilio, (cuyo presidente era Juan Negrín) con el visto bueno del Ministro del Interior francés y bajo la protección de la Embajada mexicana. Este servicio fue presidido por Pablo Azcárate y su director era Bibiano Osorio y Tafall. El origen y la constitución de la Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles, JARE, presidida por Luis Nicolau, es distinto. Nació en París, el 31 de julio, seis meses después de la creación del SERE; casi un mes después de la llegada a México de tres barcos con exiliados; el Sinaia, que llegó a Veracruz el 13 de junio y el Ipanema y Mexique, que llegaron el 7 de julio y no se creó, precisamente, por las enormes dificultades con que cada facción política organizaba la salida de los suyos.
La JARE, lo mismo que la Comisión Permanente, fueron dos organismos fabricados a su medida por Indalecio Prieto, para justificar la apropiación indebida que hizo del tesoro del yate Vita. (Ver; Amaro del Rosal; El tesoro del Vita, Biblioteca de la Guerra Civil, Barcelona, 1998) El contenido de esta embarcación, que transportó a México los bienes depositados en diversos bancos y montes de piedad de España, convirtió a Prieto en el árbitro del exilio, pero, para consolidar su posición, necesitaba de algunos aliados y de algún organismo formal. Ese es el origen de la creación de la JARE. Desde ese momento el exilio republicano queda dividido en dos, proyectándose la división a los partidos políticos y a los campos de concentración. Este hecho constituyó el tercer golpe de estado recibido por la República española; el primero fue el de Franco, el segundo de Casado y luego el de Indalecio Prieto. Esta lamentable división no pudo repercutir en el embarque del Winnipeg. Como sabemos, su salida de Francia se produjo el 4 de agosto, a sólo cuatro días de la creación de la JARE.
El subcapitulo, -Los españoles en Francia-, el libro refleja poco rigor cronológico en la exposición. El 2 de abril, -señala el texto-, la noticia del desastre republicano llega a la Comisión Política del Partido Comunista chileno. La colectividad conoce, mediante una reunión previa entre el Secretario General del Partido, Carlos Contreras Labarca, y el canciller Abraham Ortega, que la República española ha caído y que sus partidarios están en la indefensión... Pablo Neruda, participante en la Comisión Política del PC, interviene ante la conmoción general y sostiene que se debe acudir al Presidente Pedro Aguirre Cerda; en los días siguientes propone traer a miles de refugiados y sus familias, y el Partido da inicio a gestiones directas.
No está demás recordar que Neruda, en esa fecha, no participaba en la Comisión Política del PC chileno. Si bien es cierto que el inicio de su acercamiento al comunismo fue en España, y que muchas de sus amistades militaban en ese partido, no lo es menos que su propia militancia comenzó en julio de 1945. Pero lo que es totalmente inexacto es que Neruda, la Comisión política del PC y su Secretario General, intervinieran y acudieran al Presidente en los días siguientes al 2 de abril. Por esa fecha el poeta ya se encontraba en Buenos Aires participando en la reestructuración de los organismos solidarios argentinos y ya había participado como delegado de los intelectuales chilenos en el Congreso Internacional de las Democracias, celebrado en Montevideo. Lo que si sucedió el domingo 2 de abril, y de ahí puede venir la confusión de los autores del libro, es que ese día, en el Teatro Caupolicán de Santiago, en una concentración del Partido Comunista, el diputado Carlos Contreras Labarca anunciaba que Neruda había sido nombrado cónsul para la inmigración española y que ya se encontraba en viaje hacia Francia. Las gestiones directas de Neruda y los comunistas a que alude el texto se habían iniciado incluso antes de que Aguirre Cerda asumiera la presidencia.
En la bibliografía seleccionada se señala a Luna, primera revista cultural del exilio en España, (Madrid, EDAF, 2000) recopilada por Jesucristo Riquelme, como uno de los textos consultados. En él queda claramente establecido que el reconocimiento al régimen franquista por el Gobierno de Chile, se enmarca dentro del conflicto diplomático por los asilados en la Embajada chilena en Madrid, y no por otras razones.
En el siguiente subcapítulo, -La empresa del Winnipeg-, nos encontramos con nuevas sorpresas, algunas se pueden atribuir, otra vez, a una redacción que se presta a equívocos, como cuando dice: De hecho, (Neruda) antes de ser Cónsul para la Migración (sic) había sido Cónsul en Madrid, creando la Alianza de Intelectuales Antifascistas, y además había asumido la presidencia de la Asociación Internacional Pro Refugiados Españoles. Ahora volvía a contactar con republicanos españoles aunque el ambiente de la legación chilena en Francia no fuera todo lo grato que el poeta esperaba, como tampoco fueron fluidas sus relaciones con el Embajador en París y luego Presidente de la República, Gabriel González Videla.
Tenemos que recordar que la Alianza de Intelectuales Antifascista fue creada en Madrid, en febrero de 1936, por José Bergamín, María Teresa León y Rafael Alberti, entre varios otros. Neruda fundó en Chile, siguiendo instrucciones del II Congreso de Escritores Antifascistas de Valencia, la Alianza de Intelectuales de Chile para la Defensa de la Cultura, cuya sesión pública inaugural se realizó en el Salón de Honor de la Universidad de Chile el día 7 de noviembre de 1937. Luego se afirman en un viejo mito, repetido por muchos investigadores, que es el de González Videla como uno de los principales entorpecedores de la gestión de Neruda en la campaña del Winnipeg. Todos conocemos la labor de González Videla durante su mandato, sin embargo, aún no era embajador en Francia cuando Neruda desempeñaba su misión. Nombrado embajador en Francia, Bélgica y Luxemburgo, Gabriel González Videla se embarcó en Valparaíso rumbo a su nuevo destino el 21 de agosto de 1939. Al cruzar el Canal de Panamá, el 1 de septiembre, estalló la Segunda Guerra Mundial, debiendo alterar el trayecto. Recién el 3 de noviembre logró, vía Nápoles, llegar a su destino en París. Como sabemos, el Winnipeg zarpó del puerto fluvial de Trompeloup, en Burdeos, el 4 de agosto de 1939, luego de un trabajo organizativo y de preparación de más de cuatro meses.
Revisando las memorias del poeta, no hay alusión directa a González Videla como uno de los diplomáticos que se dedicaron a entorpecer su labor. Pero si alude directamente a Manuel Arellano Marín: Para complicar mi vida el gobierno del Frente Popular de Chile me anunció la llegada de un encargado de negocios. Aunque no dice que fue él mismo quien lo solicitó como secretario para colaborar con su trabajo. (Carta del 19 de abril al Ministro Ortega)
Es obvio que la labor del investigador es investigar. Los datos citados en este y en cualquier texto, aunque provengan del mismo Neruda, tienen que ser comprobados. Como hemos visto, el no hacerlo puede inducir a errores. El caso de las atribuciones a González Videla es un ejemplo. Pero hay otro aún más notorio, el que señala que: En Francia Neruda contactó con Juan Negrín. Es cierto que también lo dice Neruda, quien en sus memorias señala su entrevista con él después de recibir el supuesto cable de Aguirre Cerda cancelando la misión del Winnipeg. Pero, como veremos, esto, desde el punto de vista cronológico, no parece muy verosímil, ya que Juan Negrín, por esas fechas no estaba en Francia. Había viajado en mayo del 39, primero a Nueva York y luego a México, para tratar con Indalecio Prieto el escabroso tema del tesoro del Vita. (De hecho, a la llegada del Sinaia a Veracruz, -13 de junio-, Negrín fue uno de los que les esperaba en el puerto). En declaraciones a la prensa mexicana, el 4 de julio, Negrín anunciaba su regreso a Francia, donde, dijo, Esperaba estar en París el 12 de julio. Recordemos que el incidente aludido, con la renuncia del Ministro Ortega incluido, sucedió entre los días 4 y 5 de julio. Esos datos son fruto de una rigurosa investigación, y pueden ser usados, siempre que se cite las fuentes, cosa que no siempre sucede con el texto que analizamos.
Tampoco compartimos lo señalado en el subcapítulo Los otros exiliados. El ingreso de los 17 asilados republicanos en la Embajada de Chile en Madrid no fue sólo ...fruto de la determinación del Encargado de Negocios, Carlos Morla Lynch. En este episodio hubo otros actores, como el Gobierno del Frente Popular, principalmente Abraham Ortega, la Alianza de Intelectuales de Chile y el propio Neruda. Sobre eso hay bastante documentación, incluido el testimonio del mismo Morla Lynch.
Hay varias anotaciones que, en honor al rigor histórico, merecen una mínima rectificación. Entre ellas, señalar que Angelina Vásquez Ribeiro, autora de uno de los libros más importantes sobre el tema, aunque hija de un exiliado republicano, no fue pasajera del Winnipeg. Que los nombres de los hermanos Pey Casado no son Víctor y Roberto, son Víctor y Raúl, sin omitir a la hermana Diana, importante pianista. Señalar también que la biografía, reseñada en el libro, de José Gómez de la Serna, pasajero del Winnipeg y padre de Elena Gómez de la Serna, corresponde a la de su hermano Ramón, el autor de las Greguerías. Pero incluso está mal copiada, ya que en la bibliografía, cuando se señala el libro Senos y Circo (1917), corresponde a dos libros diferentes; Senos, publicado en Madrid por Imp. Latina en 1917, y El Circo, publicado el mismo año por la misma casa editorial.
Quizá a modo de fe de erratas, respecto al cuadro estadístico de la página número 219, sería interesante aclarar que, Mauricio Amster vino en el Winnipeg, no fue uno de los asilados en la Embajada de Chile en Madrid; que José y Joaquín Machado, con sus respectivas esposas, tampoco vinieron en el Winnipeg; que la profesión de Vicente Salas Viu es musicólogo, aunque ejerciera alguna vez la crítica; que José Ferrater Mora vivió en Chile seis años, aunque en el cuadro de la página 222 se señale cero y, por último, ya que no podemos extendernos más aunque queden varios puntos a discutir, los intelectuales catalanes que vivieron en Chile y que tempranamente volvieron a su patria, no lo hicieron, como se señala, porque en España ya se habían terminado las represalias. De hecho, Francesc Trabal falleció en Chile en 1957; Joan Oliver (Pere Quart), Doménec Guansé y Xavier Benguerel, en los comienzos de su retorno, sufrieron la cárcel, el olvido, la dificultad de trabajar y varios otros tipos de represión.
El estudio del exilio republicano español a Chile aun no goza de buena salud. Es cierto que este episodio se ha convertido en la más importante hazaña solidaria del pueblo chileno, por ello, para conocerla y apreciarla mejor, tenemos que estudiarla y difundirla con el máximo rigor, sin copiarse unos a otros, como señala Anatole France y comprobando cualquier dato que se presente, por nimio que parezca.
El año antepasado, se publicó en Madrid el libro Emigración y relaciones bilaterales España-Chile (1810-2015) de José Manuel Azcona Pastor, editado por Dykinson. En el Capítulo V.- El exilio español a Chile (1936-1945), la misma profesora que aparece como autora de España 1939: Los frutos de la memoria, en la nota 20, vuelve a equivocarse. Señala: ...con motivo del 70 aniversario de la llegada del Winnipeg a las costas chilenas, el principal acto desarrollado en La Moneda, la presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet, invitó como orador único al profesor Jaime Ferrer Mir.
A esa ceremonia, la celebración de los 70 años de la llegada del “Winnipeg” a Chile, asistieron cientos de personas y lo cubrió la prensa chilena y parte de los corresponsales extranjeros, principalmente españoles. Todos ellos saben, y así se informó en su día, que en ese acto participaron tres oradores, incluida la Presidenta, que en su intervención no tuvo errores, porque estaba bien asesorada. Y es lo que tiene que hacer un historiador, asesorarse bien, ya sea por sus propias investigaciones o por buenos colaboradores, y no dejarse guiar por disputas nimias, ni por rencores sin sentido.

No hay comentarios: