lunes, 10 de agosto de 2009

Francisco "Chamaco" Valdés


El día de hoy ha tenido un final triste. Me he enterado de la muerte de Francisco “Chamaco” Valdés, uno de mis más grandes ídolos de la infancia. Murió de un ataque cardiaco, días después de enterrar a su hermano. No es raro que le fallara este órgano vital. Tenía un corazón inmenso, que no le cabía en el pecho.
Esta triste noticia me hizo recordar a un gran amigo también desaparecido, el arquitecto Hugo Lepe Gajardo, con quien trabajé en la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas. En esos tiempos –recuerdo-, Hugo Lepe le diseñaba una casa a Chamaco Valdés. Más de una vez vi al Chamaco cuando visitaba a Lepe en la oficina. También ahí conocí al “superclase” Mario Moreno, quien con Hugo Lepe, años atrás, había fundado el Sindicato de Jugadores de Fútbol de Chile.
Me vino a la memoria un artículo que leí hace unos meses (www.elcomercio.com.pe), en el que el periodista Jorge Barraza narra un vergonzoso episodio del fútbol chileno. Se trata del “triunfo” de Chile sobre la Unión Soviética en las eliminatorias para el Campeonato Mundial de 1974.
En el encuentro de ida, el 26 de septiembre de 1973 en Moscú, la Roja aguantó el partido y logró un meritorio empate. Dos meses más tarde, cuando la selección soviética ya había avisado que no viajaría a Santiago, en el Estadio Nacional se hizo un simulacro de partido. No era necesario, ya que según las normas FIFA de ese entonces, el equipo que no se presentaba a la cancha, perdía el partido por dos goles en contra.
Fue un 21 de noviembre de 1973. Al Estadio Nacional asistieron más de quince mil personas para ver como la Roja “ganaba” a los rusos. Entre ellos, Hugo Lepe, integrante de la mítica selección chilena del 1962.
Al salir al campo de juego, Chamaco Valdés, capitán de la Roja, vio a Hugo Lepe. Se sorprendió enormemente. El ex central de Colo Colo y de la Selección chilena, después de una muy injusta experiencia, se había atrevido a volver al Estadio Nacional sólo para abrazar a su amigo
-Hugo, ¿tú aquí, tai loco? -exclamó Chamaco.
-Lo que pasó…, ya pasó, ahora te vengo a ver jugar, -respondió Lepe.
¿Qué había sucedido para que el capitán de la Roja se asombrara tanto al ver a su amigo en el Estadio?
-Al volver de Moscú me enteré de que Hugo Lepe estaba detenido en el Estadio Nacional, -señala Chamaco Valdés. -Pedí una audiencia a Pinochet y me atendió. Intercedí por mi compañero. Me dio un carnet para presentar ante cualquier autoridad militar. ¡Apúrese!, me dijo, sugiriéndome que podía morir en cualquier momento. Afortunadamente, tras mucha búsqueda, lo encontré y fue liberado.
De ese tamaño era el corazón del “Chamaco”. Con su muerte, ya sólo me queda vivo un ídolo deportivo, y espero que viva por muchos años más. Lo espero con la misma fe con que él decía: “Y que gane el ma’ mejol”.