En
el verano de 1941 se fundó en Santiago el Teatro Experimental de la
Universidad de Chile, movimiento artístico que sirvió de ejemplo a
muchas iniciativas similares en Chile y en América Latina. Los
fundadores, estudiantes de Filosofía, Pedagogía, Leyes y Bellas
Artes, mataban la sed y el hambre en el Café Iris, donde, tertulia
tras tertulia acabaron por echar las bases del nuevo Teatro, que con
el correr del tiempo se convertiría en el Instituto del Teatro de la
Universidad de Chile. Entre los fundadores encontramos nombres como
el de Roberto Parada, María Maluenda, María Cánepa, Chela Álvarez,
Bélgica Castro, Pedro Orthous, Jorge Lillo y Rubén Sotoconil. Pedro
de la Barra fue su primer director, elegido de una terna en la que
además figuraban Héctor del Campo y José Ricardo Morales. También
entre los fundadores del Teatro Experimental, además del dramaturgo
y luego profesor José Ricardo Morales, pasajero del mítico
“Winnipeg”, figuraban otros republicanos españoles exiliados en
Chile; como asesor literario estaba el profesor de castellano y
brillante conocedor de la literatura española del Siglo de Oro,
Abelardo Clariana y Santiago del Campo, como maestro de ceremonias.
Nos resulta entrañable señalar que los primeros ensayos de los
jóvenes del Teatro Experimental se realizaron en el local de la
Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura, que había
fundado Pablo Neruda en 1937.
El
estreno de la compañía fue la mañana del 22 de junio de 1941, en
el teatro "Imperio". El primer programa incluía “La
guarda cuidadosa”, de Miguel de Cervantes, dirigida por Pedro de la
Barra y “Ligazón”, de Ramón del Valle‑Inclán, dirigida
por José Ricardo Morales. Señalar que en la obra dirigida por
Morales actuaban entre otros, María Maluenda y el mismo Pedro de la
Barra.
El
Teatro Experimental buscó las raíces en la corriente española de
los teatros universitarios, iniciada por Federico García Lorca con
su mítica compañía de teatro La Barraca. Los jóvenes
universitarios chilenos rescatan y reactualizan el teatro clásico
español, lo revitalizan, lo hacen vivir ante públicos muy diversos.
Esa experiencia la recogen también del teatro El Búho, de la
Universidad de Valencia, en la que participaron Max Aub y José
Ricardo Morales.
Al
comienzo de la década del '50, el Teatro Experimental se había
consolidado y ya poseía un inmenso prestigio, sin embargo, nunca
habían actuado fuera de la capital. El estreno en provincia tuvo
lugar en Rancagua, el miércoles 1º de octubre de 1952. Enmarcado en
las actividades “octubrinas” (Aniversario de la defensa de la
ciudad por O'Higgins), en el Teatro Apolo se estrenó “Las murallas
de Jericó”, obra de Fernando Cuadra, un dramaturgo nacido en
Rancagua y que por esa fecha aun no cumplía los veinticinco
años.
Por esos años, uno de los medios escritos más leídos en el país era el semanario Vistazo, dirigido por el periodista y escritor Luis Enrique Délano. En la nómina de la revista figuraban nombres señeros del periodismo, como Ricardo García, luego convertido en el primer disc-jockey chileno y creador del festival de Viña del Mar; José Miguel Varas, futuro Premio Nacional de Literatura; Tito Mund, una leyenda del periodismo.
Por esos años, uno de los medios escritos más leídos en el país era el semanario Vistazo, dirigido por el periodista y escritor Luis Enrique Délano. En la nómina de la revista figuraban nombres señeros del periodismo, como Ricardo García, luego convertido en el primer disc-jockey chileno y creador del festival de Viña del Mar; José Miguel Varas, futuro Premio Nacional de Literatura; Tito Mund, una leyenda del periodismo.
Hablamos
de Vistazo porque esta revista consigna en sus páginas una extensa
nota dando cuenta del estreno de la obra de Fernando Cuadra por el
Teatro Experimental. Señala en su edición del 7 de octubre de dicho
año, que la presentación constituyó un evento único en la
historia artística de Rancagua y dan cuanta de las entrevistas a
diferentes personalidades de la ciudad que asistieron al Teatro: “El
primero en contestar a nuestras preguntas fue el propio Fernando
Cuadra, en los momentos en que aun no salía de la emoción que le
produjo la tremenda y clamorosa ovación que el público le tributó
de pie, al finalizar la interpretación de su obra.
-Emocionadísimo,
como ustedes pueden verlo y orgulloso por la magnífica y real
interpretación que el Teatro Experimental ha hecho de mi obra. En
este momento siento como nunca el orgullo de haber nacido en
Rancagua, pues esta noche he comprobado la alta cultura de este
pueblo al que he ligado mi existencia artística y al que agradezco
profundamente la demostración de cariño que me dio durante el
desarrollo de esta obra que dedico con todo amor a mi ciudad natal.
Y
después ya no podemos seguir hablando con el joven dramaturgo, pues
el público lo rodea para abrazarlo y estimularlo en su carrera
artística.”
Entre
los asistentes; dos escritores, Nicomedes Guzmán y González Labbé,
quienes expresaron su fascinación por la brillantez de la obra y su
representación. González Labbé, por su parte, añadía un
agradecimientos: “En Rancagua tenemos que agradecer tanto a
Fernando Cuadra como al conjunto del Experimental por la espléndida
presentación de esta obra, que ha sido recibida con verdadera
emoción y que el público entendió muy bien, a pesar de lo difícil
del libreto. Feliz Miranda, presidente del grupo intelectual “Los
Inútiles”, expresó: -Muy buena, magnífica. María Maluenda, la
mejor, Parada y en general todos, muy bien. La escenografía
esplendida.”
Sin
duda, Fernando Cuadra era el más ovacionado de la noche, sin
embargo, ahí estaba Rubén Sotoconil y también el director del
Teatro Experimental, Jorge Lillo: “Sotoconil nos dice que el autor
es una esperanza para Chile, un ejemplo de hombre creador. Será un
gran dramaturgo del pueblo, remató. Jorge Lillo nos manifiesta con
emoción que la obra quedará grabada en la historia artística de
Chile. Fernando Cuadra es un dramaturgo joven, que llegará muy
lejos.
A
la semana siguiente, la revista anunciaba el estreno de la obra de
Cuadra en el Teatro Municipal de Santiago. Ese año de 1952, el eatro
Experimental estreno cuatro autores: George Bernard Shaw, Lope de
Vega, Daniel Barros Grez y Fernando Cuadra.