Es reconfortante participar
en un encuentro de escritores y personas ligadas al mundo de la cultura, en
donde no sólo se intercambian opiniones y se muestran las nuevas creaciones.
Soy de los que creen firmemente que la labor del intelectual no es sólo la de
sentarse frente a la temida hoja en blanco. Pienso que el escritor, más que
otros oficios, está llamado a involucrarse en la solución de los problemas
inherentes a la sociedad a la que pertenece, está llamado a ser un activo
denunciante de las desigualdades y un divulgador de las carencias que afectan a
los pueblos en los que está inmerso. En definitiva, creo que uno de los deberes
del trabajador de la cultura es participar en la política que rige los destinos
de su nación. Sin embargo, esta condición política a la que aludo merece una
explicación; no hablo necesariamente de una “militancia” en un partido político
determinado, allá cada uno si la tiene, me refiero al amplio espectro de la
palabra política. Como seres humanos, como personas, nuestra trayectoria por la
vida está normada desde que nacemos, y estas condiciones las ponen las leyes,
dictadas o acordadas por dirigentes políticos o por ideologías políticas. Los
planes de estudios, los contratos laborales, el contrato matrimonial, la
responsabilidad legal con los hijos, etc., etc., todo está normado por leyes
que se han dictado bajo un concepto político. Muchas veces, -y esto lo sabemos
muy bien en nuestro continente-, las faltas de libertades (condición básica
para la creación literaria) y la interrupción de los sistemas democráticos,
están condicionadas por hechos políticos.
No es descabellado entonces
pensar que el trabajador intelectual está llamado a ser un sujeto activo en el
desarrollo de la sociedad. Tampoco, evidentemente, descubro nada nuevo, esta es
una discusión que se ha dado desde hace largo tiempo y para graficarlo quisiera
hablar sobre un poeta y una época en la que los intelectuales chilenos, en su
inmensa mayoría, se involucraron activa y positivamente en el acontecer
político.
Como sabemos, Pablo Neruda
vivió en España desde mayo de 1934 hasta noviembre de 1936. Los sucesos
políticos en la España de esa época señalaron al poeta su nuevo y definitivo
destino, cambiaron su percepción del mundo y enriquecieron el contenido de su
caudalosa poesía. A raíz de la guerra civil, el poeta sale de su
ensimismamiento con una nueva sensibilidad, la de participar activamente en la
realidad colectiva con un sentimiento de solidaridad humana. De esa conversión
poética y política surge una poesía de aliento épico, ideológica, comprometida,
aunque dignificada por su gran amor a España, a América y al hombre universal.
La experiencia española no
se desvaneció en su mente ni en su corazón. Su lección, -aunque en su creación
artística todo lo rescata-, aparece en gran parte de la obra nerudiana y
determina las más intensas emociones en su creación poética. No sólo en el
marco de la forma y el estilo, sino desde el de la profunda verdad de la
experiencia vivida y asumida. Tengo que decir que, como lector, entiendo la
creación literaria no sólo como un ejercicio de estilo, sino como comunicación
de esa sustancia impalpable que hace vibrar íntimamente a quien lee, le abre el
sugestivo camino, entre afirmaciones, contradicciones y aciertos, hacia la
región más íntima del autor, le hace partícipe de una historia humana, recatada
y revelada con pudor y en la que se concreta la condición del hombre en la
tierra.
Café
Poético de la Dirección de Extensión y el Centro Mistraliano de la
Universidad de La Serena. Conferencia de Julio Gálvez Barraza,
titulada ''La alianza de intelectuales y el compromiso del escritor''.
Universidad de La Serena. Conferencia de Julio Gálvez Barraza,
titulada ''La alianza de intelectuales y el compromiso del escritor''.
Creo que es una de las
tantas formas de interpretar la poesía de Neruda. Sin embargo, me interesa tanto
el poeta como su conducta y la coherencia con su poesía. Me interesa el hombre
cívico, el intérprete de las angustias del semejante, de sus problemas, el que
asume la defensa y comulga con un hombre que no es un héroe sino un ser común y
corriente.
Las interpretaciones, los
estudios y análisis de su poesía llenan miles de páginas y, por supuesto, con
diferentes puntos de vista. Sus más importantes biógrafos nos han contado con
detalles la gestación de sus versos, han interpretado y desmenuzado su poesía
más compleja y la transformación de su obra a raíz de los sucesos de España.
Pero sólo a grandes rasgos nos hablan de su participación dentro del entorno
social. Su cronología escuetamente nos dice que: fundó la Alianza de
Intelectuales de Chile; fue Director de la revista Aurora de Chile; realizó
gestiones en favor de los refugiados españoles. Pero, ¿cuál fue la aportación
de la Alianza de Intelectuales en Chile? ¿Por qué o por quién fue inspirada?
¿Conocen las nuevas generaciones el contenido de la revista Aurora de Chile?
¿Sabemos cómo se gestó esa maravillosa odisea del Winnipeg? Aún aceptando que
la metamorfosis en la poesía de Neruda, después de la guerra civil española,
fue a causa de una transformación en el concepto político y todos, o casi todos,
sabemos en qué consistió ese cambio poético, ¿conocemos todos, o casi todos,
cómo influyó ese nuevo concepto en su comportamiento personal? ¿Conocemos cómo
se ejerció ese cambio? ¿Sabemos las consecuencias de esa toma de conciencia?
Sería muy difícil encontrar
en la historia de Chile a un agitador más agitado, a un desorganizado más
organizado o a un "observador solitario" más activo y acompañado que
el Neruda que regresó de España en octubre de 1937. Si hurgáramos en la
historia, posiblemente encontraríamos personajes análogos en cuanto a actividad
se refiere, pero con seguridad no encontraremos ninguno con los brillantes
resultados obtenidos por el poeta. Fueron, en efecto, diecisiete meses de
frenética actividad. Desde su llegada a Chile, hasta marzo de 1939, fecha en
que viajó de nuevo a Europa, esta vez a buscar caídos: organizó a los
trabajadores de la cultura del país en la Alianza de Intelectuales de Chile,
organización que en su sesión inaugural ya agrupaba a más de 150 intelectuales
de primera línea; fundó la revista Aurora de Chile; estructuró la enorme
campaña de solidaridad con el pueblo español; participó muy activamente en la
campaña presidencial que llevaría a gobernar al candidato del Frente Popular;
inició una dura campaña para desenmascarar a los activistas alemanes que en
Chile hacían proselitismo por la emergente y belicosa causa nazi; dedicó
tiempo, desde la Alianza de Intelectuales, a reanimar el recuerdo y la
estimación de los valores intelectuales históricos del pasado; orientó no sólo
los lazos fraternos con sus pares americanos, sino también la unidad de acción
en la liberación de los pueblos y en la defensa de sus valores culturales. En
pocas palabras, se dedicó por entero a la práctica de un principio aprendido en
otras tierras: la fraternidad.
Esta titánica tarea no la
desarrolló en un clima de aguas mansas y favorables, sino capeando otros
enormes temporales; el ataque despiadado de la derecha criolla, la proverbial
envidia de algunos enemigos literarios y el ataque de los nazis locales,
quienes llegaron a difundir panfletos denostándolo. Uno de ellos, poco
conocido, apareció publicado en el boletín Nº 2 del denominado Comité Nacional
pro Defensa del Judaísmo. En el panfleto se puede leer el siguiente texto:
BOLETÍN INFORMATIVO Nº 2
¿QUIEN ES PABLO NERUDA?
“Es un judío degenerado. El
se dice chileno y poeta
NERUDA es judío, y por lo
tanto no puede ser chileno, es un hombre pagado por el judaísmo internacional.
Dio pruebas de esto abusando
de su cargo como Cónsul Chileno en Madrid, logrando con su sucia labor, atraer
las mayores desgracias sobre España. A él le debe la Madre Patria la muerte y
masacre de millares de españoles.
EL JUDÍO es enemigo de todos
los pueblos y por naturaleza anarquista.
EL JUDÍO PABLO NERUDA, unido
a la Alianza Israelita de Chile, se puso al servicio del Frente Popular para
conseguir... qué? sólo el caos y el desorden, que es lo que trae consigo
siempre, un gobierno de comunismo o bolchevismo, que es sinónimo de judaísmo.
¡ATENCIÓN CHILENO!
¡CONOCE A TUS ENEMIGOS A
TIEMPO! ...LOS JUDÍOS...
Comité Nacional pro Defensa
del Judaísmo”
El texto no merece más
comentarios.
Es verdad que el legado más
importante del vate es su obra escrita, su caudalosa poesía. Pero, por el hecho
innegable de ser uno de los poetas más importantes de todos los tiempos,
¿debemos dejar de lado, en la memoria colectiva, su inmensa dimensión de hombre
social, solidario o político? No se puede separar al ser humano en sus diversos
aspectos, sean estos sociales, artísticos o de otra índole. No pretendo tampoco
desconocer el marcado carácter lúdico del poeta, ni las tormentosas rupturas de
dos de sus tres matrimonios. Pero estos rasgos, que le acompañarían toda su
vida y que integran uno de sus mil rostros, no empañan ni desmerecen su
condición poética ni la de líder social. Es más; estas facetas, estas rupturas
amorosas, aparte de enriquecer su obra, lo integran al hombre común, al hombre
con disposición de dar y de recibir, al ser con capacidad de soportar el
sufrimiento y con necesidad de disfrutar de la alegría y del amor. Empero, me
atrevería a afirmar que la integridad y la grandeza moral en el comportamiento
político y social de Neruda, -esa que alguno de sus biógrafos, voluntaria o
involuntariamente omiten-, está muy cerca de alcanzar el esplendor de su obra
artística.
Del mismo modo que el poeta
puso la poesía al servicio de sus semejantes; la amistad, el sufrimiento, las
desdichas o la felicidad de sus semejantes, como ente singular o como conjunto
social, inspiraron su sensibilidad para crear una parte importante de su
poesía. En consecuencia, luego de “España en el corazón”, su obra de amor más
profunda y desinteresada y posteriormente del “Canto General”, la poesía de
Neruda comienza a llegar a la gente convertida en la expresión más sencilla y
clara de las aspiraciones de millones de personas. Pero esta entrega a sus
semejantes, como hemos visto-, no fue gratuita. Estas definiciones y
compromisos no estuvieron exentas de costos personales. En cada acción en que
el poeta se definió por alguna causa social, la reacción de sus adversarios
también fue virulenta. Alguna vez fue la difamación por parte de sus pares en
la poesía. Otra vez fue la destitución fulminante de su cargo consular por
alinearse con los republicanos en España o la suspensión del mismo cargo en
México. La tardanza en ser reconocido como merecedor del Premio Nóbel también
es atribuible a su larga trayecto-ria como militante del Partido Comunista.
En muy pocas oportunidades
los países del mal llamado Tercer Mundo han tomado la iniciativa en acciones
que enorgullezcan a la humanidad. Sin embargo, una de esas pocas ocasiones, la
solidaridad de Chile con el pueblo español en el año 1939, la lideró Neruda
llevándola a la práctica de forma ejemplar.
Cuando ya ha transcurrido ochenta
años de exilio de los republicanos españoles en Chile, se estima en más de
veinte mil personas, entre sobrevivientes y descendientes de esos refugiados,
los que colaboraron y colaboran al desarrollo técnico e intelectual del país.
Esa prodigiosa gesta fue posible gracias a la coherencia de un poeta, de
espíritu abierto, implicado en los sucesos políticos de su tiempo, apto para
contener los grandes fenómenos sociales y humanos de su época.
Publicado en http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/galvez_barraza_julio/la_labor_del_trabajador_de_la_cultura.htm
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